lunes, 29 de agosto de 2016

El Niño y el Deporte


El Niño y el Deporte



Al igual que en los adultos, en el niño el ejercicio físico es uno de los factores fundamentales para alcanzar y mantener un buen estado físico y psíquico,1 postulado del cual se derivan tres interrogantes:
¿Cuándo?, ¿cómo?, ¿cuánto? y después: ¿Las respuestas a esas preguntas son iguales o, al menos, proporcionales a las que se pueden dar para el adulto?
Se sabe que el niño no es un adulto en pequeño y que ni siquiera admite una comparación o un tratamiento según escala o proporción. 
El niño es un organismo con particularidades anatómicas, fisiológicas y psicológicas y en función de ellas hay que actuar al momento de definir la practica del deporte en los niños.

CARACTERÍSTICAS ESPECÍFICAS DEL NIÑO

Además del potencial de crecimiento y maduración de sus órganos y tejidos, hay una serie de singularidades en su organización y funcionamiento que merecen
ser conocidos y tomados en cuenta a la hora de organizar y dirigir la actividad física del niño. 
En función de ellas hay que matizar qué se puede y debe hacer y qué esperar del niño en esa actividad.
A continuación se listan las particularidades que hay que respetar y aprovechar para esa actividad física, las que son diferentes respecto al adulto:
a) Especificidades anatómicas
b) Especificidades fisiológicas
c) Especificidades neuropsicológicas 
d) Evolución cronológica de estas especificidades: entre los 5 y los 11 años / entre los 11 y los 15 años / por encima de los 15 años.

Recomendaciones a tener en cuenta para los niños:
- Cualquier programa dedicado al niño, debe tener mucho más «juego» que un programa similar para el adulto. 
Por esto, la Academia Americana de Pediatría recomienda, en edad preescolar, el juego libre sin ningún tipo de programa estructurado, estableciendo además que cualquier intento de acelerar el desarrollo motor en esa edad con el fin de maximizar la habilidad subsecuente para el deporte es inapropiado e inútil, por lo que se debe evitar.

- Encontrar el equilibrio entre la buena disposición aeróbica del niño y su escasa capacidad de mantener largo rato su atención y dedicación a algo que esté haciendo. En este sentido ha de decirse que el niño debe realizar entre 30 y 60 minutos diarios de actividad física, pudiendo dividirlos en periodos de 10-15 minutos. 22,28 son recomendables, sobre todo en el adolescente, sesiones de ejercicio de moderada intensidad, de 20-30 minutos, un mínimo de 2-3 veces por semana y un máximo de 4-5 veces.

- Cultivar la resistencia y la rapidez es posible también para mejorar la fuerza del niño. Bien supervisados y aprendida la técnica, los niños pueden realizar ejercicios resistidos que no tienen por qué suponer exclusivamente levantamiento de pesos.
Utilizando pequeñas fuerzas y más repeticiones, en un trabajo dinámico como correr, se minimiza el riesgo de lesión o de alteración del crecimiento.

PAPEL DEL MÉDICO EN EL DEPORTE INFANTIL

El médico desarrollará su función en tres vías: el examen de salud, forma física y maduración del niño, lo que determinará la posibilidad de que se realice o
no el deporte.
Antes de iniciarse un programa de educación física o aún más, de un deporte,el niño debe pasar por un examen médico detallado,48,49 debiendo repetirse seis semanas antes de que comience la temporada, para así poder detectar,corregir y/o rehabilitar cualquier problema con tiempo suficiente.
La historia clínica es clave para la detección del 65 al 75% de los problemas.
Esto se complementa con un examen físico cuidadoso y amplio, enfatizando y valorando aquellas facetas señaladas en el interrogatorio como problemáticas.52
El examen debe incluir medición de talla y peso, agudeza visual, auscultación pulmonar y cardiaca (ritmo, ruidos cardiacos, tamaño, etc.), presión sanguínea
(Cuadro III), pulsos (radial, femoral, pedio), aparato locomotor (ejes de las extremidades inferiores, morfología de los pies, en estático y en dinámico,movilidad articular, masa muscular, etc.), sistema nervioso (coordinación, equilibrio, reflejos), abdomen (tamaño de los órganos), piel (impétigo, acné, nevus, herpes, micosis) y estado de maduración corporal.

LESIONES DEPORTIVAS ESPECÍFICAS EN EL NIÑO

Una de las características propias del niño es el de tener en los huesos cartílagos de crecimiento susceptibles de alterarse por macro o microtraumatismos, ya que
son puntos de menor resistencia. Con el crecimiento de los huesos, aumenta la distancia entre las inserciones musculares y con ello la tensión, lo cual disminuye la flexibilidad y al ser mayor su capacidad anaeróbica, puede tener periodos más largos de juego. La intencionalidad competitiva es más alta y también la intensidad con la que realiza sus movimientos, por lo que también hay el riesgo de lesionarse y se pueden identificar lesiones específicas como los desprendimientos epifisarios y los arrancamientos de las apófisis, casi siempre secundarios a un traumatismo violento y extemporáneo, así como las epifisitis y apofisitis causadas por microtraumatismos repetidos. En el deporte, la lesión por «sobrecarga» es más común.
Las lesiones deportivas propiamente dichas, pueden ser causadas por factores extrínsecos al deportista, principalmente errores de entrenamiento y/o de
equipamiento o por factores intrínsecos propios de la constitución o morfología del sujeto en cuestión.


Fuente: Fernández Fairen M y col. El niño y el deporte

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